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lunes, 28 de febrero de 2011

Sid and Nancy


Calles londinenses, una juventud harta de hippies pacifistas y adictos, pobreza crítica y una sex-shop: Los cimientos de miles de historias parecidas; los precedentes de una contracultura llamada Punk. Si definiéramos cultura, podríamos encontrar la estructura de éste movimiento, que desde finales de los 70s, no deja de ser noticia, una noticia verdaderamente espeluznante
El conjunto de costumbres (consumir drogas), vestimentas (ropas negras de cuero con objetos punzantes incrustados), bailes (indefinido; estimulado por el efecto de la heroína en la sangre), rituales (el incansable oficio ritual de pedir a escupitajos la anarquía para el mundo), tendencias (claramente sadomasoquistas y suicidas) y músicas (por supuesto: el infaltable rock & roll como banda sonora de cientos de escenarios punk autodestructivos y vandalistas) fueron el excepcional panorama de la fugaz existencia punk; como vemos, el término ”punk” es digno ser considerado como un movimiento cultural, digna de ser llamada tal cual lo está: basura, o punk, según su equivalente en inglés.
Todo esto, fue el oficio de un adorable y singular chico llamado Jhon Simon Ritchie O’Bervely, quien marcó el hito más significativo de la historia desde el nacimiento (o de la muerte, diría yo) del punk. Dos conmemorables fechas: el 10 de mayo de 1957, el día de su alumbramiento y 2 de febrero de 1979, el día de su aclamada y esperada defunción. Sí, aclamada y esperada, no por nosotros, seguidores suyos, sino por la sociedad británica, por su bienestar; él fue un chico cuyo puesto en el infierno era cada vez más irresistible de ocupar, sin duda alguna.
¿Y qué decir de la Srta. Inductora por naturaleza al consumo de drogas y al sexo salvaje, Nancy Spungen? Si Sid fue a parar al infiero, ella… Ella se fue por el drenaje del séptimo círculo. A propósito, ¿quién fue Nancy? Pues bien, Nancy, nuestra querida Nancy… Ella fue la novia de Sid Vicious. Ella fue la única víctima de la navaja nueva de Sid, según las versiones policíacas. En fin, Nancy fue otra lacra de importancia discutible… Sí, ellos dos forjaron un excitante relato paralelo a la historia de su afamada banda The Sex Pistols, un relato pleno de jeringas usadas.
Y vaya que paralelos, puesto que todo lo que a Sid y a Nancy (menuda dualidad la de estos dos) le ocurría, afectaba –de manera negativa- a Sex Pistols y a su problemática carrera musical; Aunque claro, si es correcto llamar música al ruido que la garganta de Jhonny y el estremecedor bajo de Sid producían en los pocos y desafortunados clubes en los que no tenían el acceso negado.
Sid Vicious murió a los 21 años, cuya última voluntad fue haber sido enterrado al lado de la tumba de su amada novia. Sid, con su muerte, se llevó el punk a otra tumba en un pequeño espacio entre la de Nancy y la de él.
Sid Vicious no creó el punk, ni como “música” ni como movimiento cuyo acoplamiento masivo en la juventud de algunas (de)generaciones. No. Sid no lo hizo, y no creo que haya querido hacerlo; sólo lo predicó desde sus actos casi sublimes, predicó el punk, y eso fue todo, aunque por supuesto, no fue el fin. La muerte no es el fin. Pasó algo mejor que el entierro en estado cataléptico del punk: el surgimiento de una suerte de reencarnación de su alma dos décadas luego; naturalmente, hablo de Kurt Cobain. Sí, y junto él, Nirvana.

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